«UN SÁBADO EN VILLA IDALINA»

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¡Saludos! ¿Listos para escapar de la rutina y sumergirse en una experiencia única? Entonces prepárense para un sábado inolvidable en Villa Idalina, una joya del siglo XX ubicada en Seixas cerca de Caminha (10 minutos), Portugal. Este lugar no solo los transportará en el tiempo, sino que también los deleitará con un brunch totalmente casero que hará que sus papilas gustativas bailen de alegría.

Bienvenida a Villa Idalina

Arrancan el día con el pie derecho, preparándose para un encuentro con la historia y la serenidad. Villa Idalina les espera con sus puertas abiertas y su atmósfera acogedora. Esta casa indiana, testigo de épocas pasadas, los recibirá con los brazos abiertos. Al adentrarse en sus jardines y patios, sentirán la serenidad que envuelve el lugar.

Una vez que llegan a la Villa, los reciben en la antigua bodega con un vino caliente y la anfitriona Susana comienza a contar la historia de la casa con verdadero entusiasmo, haciéndolos partícipes de la narrativa. Después de contar cómo llegaron a ser los dueños de la casa, inicia el recorrido por la planta principal. Al entrar, los envuelve el encanto de una casa indiana auténtica del siglo XX, con sus detalles arquitectónicos y su historia palpable en cada rincón. Todos los muebles y la decoración que ven en las distintas salas son originales, cuidados hasta el último detalle. Según cuenta Susana, es una casa con todos los adelantos posibles en aquella época, con baños, agua corriente, etc. Como curiosidad, pueden ver una caja de madera toda labrada donde las mujeres guardaban su ropa íntima, con un corsé en el interior.

Terminada la visita guiada, pasan al comedor para disfrutar del brunch.

 

Brunch de Ensueño

Se dirigen al comedor y se preparan para un festín que despertará sus sentidos. Los ingredientes locales y la pasión por la cocina se combinan para ofrecerles una experiencia gastronómica inigualable. El surtido es muy abundante, tanto en los salados como en los dulces. En lo salado destacan una quiche de berenjenas, un guacamole acompañado de nachos y unos triángulos rellenos de queso de cabra con nueces caramelizadas con miel. En la parte dulce, las tartas caseras y los biscochos están exquisitos; resaltamos la Carrot Cake, unos bocaditos de Baklava muy originales y unas mermeladas caseras suculentas. La mesa está muy bien presentada y con todo detalle, incluso este sábado conservaba la decoración navideña.

Después del brunch, pueden explorar los jardines de Villa Idalina. Este es el momento perfecto para desconectar y sumergirse en la belleza natural que rodea esta casa indiana. Las vistas pintorescas y la serenidad los invitan a relajarse y disfrutar del entorno.

Reflexiones Finales

 

Este sábado en Villa Idalina ha sido una experiencia completa: la historia de la villa, la visita a distintas habitaciones con la decoración original y, por supuesto, el brunch casero que deleitó sus paladares. Han tenido la oportunidad de relajarse en un entorno tranquilo pero encantador, donde la calidad y la autenticidad se entrelazan para ofrecerles una escapada única.

 

Si tengo que ponerle un pero es que durante nuestro paseo por los jardines y el exterior de la casa me llamo la atención que adornando las paredes de un porche había unas plantas de plástico, que francamente no pegan nada en un entorno natural tan bonito.

 

Estoy segura de que volverán para vivir otra experiencia alojándose en sus habitaciones. ¡Hasta la próxima aventura en este rincón especial de Portugal!

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